¿Quién no ha tenido dolor alguna vez en su vida por la causa que sea? Algo tan habitual ya sea por un golpe o una herida en la piel.
Pero ¿qué es exactamente el dolor? Es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión tisular real o potencial.
El dolor puede ser una señal de la existencia, o posible existencia, de un daño en los tejidos. Y puede ser agudo (inferior a una semana y que se resuelve con rapidez) o crónico (persistente, de mínimo 3-6 meses).
La sensación dolorosa es transmitida hacia el sistema nervioso central, donde es integrada y reconocida de diversas maneras. Según la interpretación que hace el cerebro del estímulo, la percepción dolorosa varía, por lo que la sensación desagradable de dolor también.
Esto explica por qué un daño que nos recuerda a una vivencia desagradable anterior puede hacer que una lesión pequeña provoque un dolor magnificado que no correspondería.
Cuando el dolor es persistente durante un largo período (dolor crónico), se produce el efecto llamado sensibilización. La sensibilización es el incremento en la sensibilidad de la zona, que disminuye el umbral del dolor y provoca una mayor respuesta de dolor, como consecuencia a una situación inflamatoria persistente.
El dolor pélvico crónico se define como “dolor de causa no oncológica, intermitente o constante, en la parte inferior del abdomen o de la pelvis, tanto en hombres como en mujeres, de al menos 6 meses de duración, y con consecuencias negativas que pueden ser de tipo cognitivo, conductual, sexual y emocional”.
Las causas
Las causas pueden ser múltiples. Las más comunes son por inflamaciones o patologías de órganos pélvicos (endometriosis, adenomiosis, prostatitis abacteriana, cistitis intersticial, etc.), o por los llamados “síndromes miofasciales”.
El síndrome miofascial o dolor neuromuscular es un dolor localizado, originado por un aumento del tono y la rigidez muscular, y que se manifiesta con la presencia de puntos gatillo o contracturas.
El tratamiento
El tratamiento se inicia con medicamentos para el dolor (analgésicos, antiinflamatorios, antidepresivos, antiepilépticos, opiáceos o gabapentina).
La fisioterapia es un tratamiento no invasivo que se puede compaginar con el tratamiento farmacológico, con poca evidencia todavía, pero con mucha investigación actual al respecto, con resultados preliminares bastante buenos en general.
Es por ello por lo que llevamos realizando en el centro durante los últimos 3 años estudios de investigación científica para confirmar la validez de las técnicas fisioterapéuticas y de herramientas como la radiofrecuencia para tratar esta patología.
Si no funcionan estos tratamientos, y como última opción, si es viable para el médico, se recurrirá a la cirugía.
Lo más importante en el tratamiento de esta patología es la importancia del tratamiento con un equipo sanitario completo (médico, enfermera, fisioterapeuta, psicólogo, nutricionista…) y una pronta detección. Cuanto antes se detecte y se inicie el tratamiento, mayor probabilidad de éxito.
Muchos pacientes con un dolor pélvico crónico muy invalidante y prolongado en el tiempo, se sorprenden de haber encontrado una solución con un tratamiento indoloro, no invasivo, sin efectos adversos y efectivo.
Si es tu caso, te animamos a venir a RAPbarcelona. Puedes clicar el enlace para una primera visita o llamar al 93 458 23 41.
Artículo escrito por Andrea Carralero
Te dejamos un vídeo muy ilustrativo sobre el dolor crónico de la GP Acces y la Health Hunter New England Local Health District:
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