In COVID-19, Fisioterapia, osteopatía

 

Barcelona, del 27 de marzo al 7 de abril del 2020.

PRIMERAS REFLEXIONES DE UN CONFINAMIENTO

¿En qué punto nos encontramos ahora?

Este virus covid-19 es algo tan nuevo como a la vez inesperado y desconocido. De un día para otro ha cambiado nuestra forma de vivir y está modificando nuestro Ser; en definitiva, aquello que somos en realidad. En general, vivimos esta situación de confinamiento y enfermedad como temporal, pero no deja de crearnos incertidumbre no tener la seguridad de cómo y cuándo saldremos de ella y con qué consecuencias.

¿Por qué nos ha sorprendido el covid-19?

Más que por nuestras características físicas, los seres humanos no nos hemos extinguido gracias a que la revolución cognitiva de hace unos 70.000 años ha permitido que nos perpetuáramos como especie. En aquel momento una mutación genética alteró nuestras conexiones neuronales y modificó nuestra conciencia, tanto de nosotros mismos como del entorno donde vivíamos. Este cambio en la conciencia ha permitido desarrollar nuestras capacidades trascendentes (ser capaces de percibir más allá del mundo físico palpable y objetivable) y nuestras capacidades creativas (combinar ideas y conceptos para obtener soluciones originales). Por un lado, la trascendencia incrementó la sensación de incertidumbre sobre nuestro Ser y ante la capacidad de mantenernos vivos en nuestro entorno. Por otro lado, la creatividad, a lo largo de nuestra historia humana, nos ha permitido superar la incertidumbre al dar respuestas a nuestro papel en el universo y a la adaptación del medio ambiente a nuestras necesidades. El resultado de la citada trascendencia y creatividad han sido diferentes civilizaciones que han pretendido “eliminar” la incertidumbre creando “hábitats” con sociedades que poco tienen que ver con la naturaleza de la cual provenimos. Es como si viviéramos en una burbuja en medio de la naturaleza que pretende filtrar aquello que creemos que no necesitamos del mundo natural.

La mayoría de las culturas actuales tenemos tal sensación de seguridad que hemos olvidado la incertidumbre que nos ha provocado siempre la percepción de lo desconocido. Ya no esperábamos que una estructura tan simple de la propia naturaleza como un virus nos afectara a todos los seres humanos en todo el planeta al mismo tiempo y limitara nuestra capacidad de respuesta.

Nos encontramos ante una realidad tecnológica y cultural que hemos creado confiando que nos protegería, y ahora no nos da respuestas claras. A esta realidad incierta estamos aprendiendo a dar respuestas. Tenemos la sensación de que estamos ante un cambio de paradigma con todo lo que ello puede significar para nuestra percepción de seguridad. Por tanto, sería bueno saber cómo el ser humano da respuestas a la incertidumbre.

Nuestro ser reacciona a la INCERTIDUMBRE mediante diferentes EMOCIONES

Ante una situación incierta como la actual o de cualquier nueva situación que nos interpele, los seres humanos reaccionamos a ella de una manera diversa como diversas somos las personas: unas con más paciencia, otras con más ansiedad o angustia, rabia, impotencia, esperanza… en definitiva, cada uno de nosotros o nosotras responderá con una CONDUCTA PROPIA adecuada a las circunstancias relacionadas con los sentimientos que nos generan.

¿Qué sentido tiene entonces la conducta que adoptamos? Si al final quien impacta con la realidad es nuestro cuerpo físico, la conducta tendrá el objetivo de regular el conjunto del organismo para que nuestro cuerpo pueda responder  a las circunstancias… y  esto es lo que vamos a llamar emociones. Por ejemplo, nuestros músculos no van a tener el mismo tono si vivimos una situación dada con rabia o con esperanza, nuestro sistema digestivo no va a funcionar igual delante de una situación de impotencia o ira. Dicho con otras palabras, cada uno de nosotros da a la realidad que estamos viviendo un símbolo propio (tenemos una mente simbólica) y establece una manifestación corporal (emoción).

Una situación como por ejemplo el covid-19 conlleva lo que llamamos percepción de diferentes realidades. Para unos es real que este virus es una oportunidad para que la especie humana cambie, para otros es real que este virus es de laboratorio para que los poderosos nos dominen más… Tendremos por lo tanto un largo etcétera de teorías, tantas como humanos habitamos el planeta. Si, como hemos dicho, la percepción de estas diferentes realidades nos provoca un sentimiento propio al cual daremos una determinada activación corporal (es decir, una emoción), es posible que algunas personas desarrollen determinados síntomas como dolor, tensión o estreñimiento… entre otros.

Resumiendo, podemos decir que A TRAVÉS DE NUESTRAS PERCEPCIONES DAMOS NUESTRO PROPIO SENTIDO A LA VIDA (UN SENTIMIENTO) QUE SE MANIFIESTA EN NUESTRA CONDUCTA (UNA EMOCIÓN), y así podemos sobrevivir y vivir la incertidumbre. Por lo tanto, necesitamos tener una estrategia conductual para conseguir este objetivo.

Para sobrevivir y vivir a la incertidumbre nuestro organismo pone en marcha mecanismos conductuales de ANTICIPACIÓN que expresan cómo entendemos la vida

Nuestro comportamiento, como el de la mayoría de animales vertebrados, se basa en estar preparados para lo que pueda pasar; esto lo denominamos como mecanismos conductuales de anticipación.

Todos tenemos un temperamento de base, una actitud determinada hacia la vida: unos más intranquilos, otros más pacientes, otros con más ira o miedo… Todos los temperamentos serán resultado de cómo activamos nuestro Ser para vivir nuestras circunstancias sin sorpresas. En general podemos decir que nos encanta la seguridad y el control y no soportamos la sensación de caos. A partir de este temperamento de base, la realidad que percibimos nos interpelará en relación a lo que signifique para nuestra supervivencia o nuestras vivencias; es decir, del grado de incertidumbre que nos provoque.

Llevamos casi un mes recibiendo miles de informaciones sobre el covid-19 por todas partes. Como hemos dicho, es una situación nueva e incierta para la cual no tenemos experiencia directa. Nuestro cerebro solo puede comparar con sentimientos y emociones parecidos que hemos tenido en nuestras experiencias previas parecidas. Dará entonces una respuesta sobre nuestro organismo que se asemeja a la que ha dado para una situación similar. Esta estrategia nos permite sobrevivir. Por eso es posible que nuestro cuerpo reaccione con síntomas parecidos a situaciones vividas anteriormente en situaciones similares (si tenemos miedo tenemos diarrea, si tenemos ira tenemos dolor cervical…). Poco a poco vamos aprendiendo a precisar nuestras respuestas respecto al covid-19 y pasarán a formar parte de nuestras vivencias; es decir, de nuestras experiencias. ES MUY IMPORTANTE CÓMO VIVIMOS ESTA SITUACIÓN PORQUE PUEDE DETERMINAR CÓMO REACCIONAREMOS POSTERIORMENTE A NUEVAS SITUACIONES INCIERTAS.

Como los MECANISMOS DE ANTICIPACIÓN TIENEN UNA RELACIÓN DIRECTA CON LA MANERA COMO ACTIVAMOS NUESTRO ORGANISMO A TRAVÉS DE LAS EMOCIONES NUESTRA FISIOLOGÍA VA A REFLEJAR NUESTRO ESTADO DE SALUD. De ahí que nuestras emociones influyen tanto en cómo nos encontramos.

Los mecanismos de anticipación repercuten sobre la salud

Nuestros sistemas nervioso, endocrinológico e inmunológico autorregularán nuestro metabolismo hacia donde sea más conveniente en relación a la regeneración, obtención de energía o defensa de nuestro organismo. Es esencial tener presente que esta AUTORREGULACIÓN U HOMEOSTASIA SE ENCONTRARÁ DETERMINADA POR NUESTRAS REACCIONES DE ANTICIPACIÓN.

En un estado de alarma como el que vivimos, nuestra autorregulación se dirige a responder a un peligro permanente. Esto va a determinar que el mencionado sistema neuroendocrinoinmunológico priorice el metabolismo para obtener energía. En esta situación nuestros mecanismos de regeneración pueden no tener el protagonismo suficiente con la consecuente repercusión en el estado de salud. Puede manifestarse más cansancio, peor descanso nocturno, más dolores articulares, síntomas digestivos, más problemas dermatológicos… En este estado el organismo no funciona de forma óptima y puede reaccionar de diferentes maneras para solucionar esta situación, una de las cuales es la inflamación.

Por tanto hará falta un determinado estado de activación que permita al sistema neruroendocrinoinmunológico ACTIVAR EL METABOLISMO DE FORMA EQUILIBRADA ENTRE LA OBTENCIÓN DE ENERGÍA, LA REGENERACIÓN Y LA DEFENSA. Nuestra motivación va a ser esencial, o sea el punto desde el cual me activo para dar una anticipación suficiente que me mantenga atento pero que permita regenerarme.

Con todo esto, ¿ cómo puedo tener una conducta saludable en una situación incierta como la del covid 19?

Los seres vivos somos fruto de un proceso de selección natural. La humanidad ha añadido a su selección natural propia una compleja cultura, gracias a nuestras capacidades trascendentes y creativas. Actualmente nuestros avances tecnológicos nos alargan la vida y parece que nos la hacen más óptima. Por otro lado, nos hemos alejado de nuestro funcionamiento natural con el cual aprendimos una autorregulación saludable de nuestro organismo, al mismo tiempo que nos relacionábamos con nuestro entorno. El punto de inflexión se encuentra en el origen de la agricultura y la ganadería a partir de la cual ha cambiado de forma brusca y rápida la cultura de nuestra especie. Por ejemplo, es mucho más  saludable la actividad física para cazar que trabajar en un despacho, ir al gimnasio y que nos traigan los alimentos a casa. Con esto no quiero decir que tengamos que volver a ser cazadores-recolectores para tener una vida más saludable, pero sí que gran parte de nuestra fisiología de base pertenece a ese momento.

Nuestra FISIOLOGÍA DE BASE, como la de la mayoría de animales, se AUTORREGULA  DE FORMA NATURAL EN RELACIÓN AL RITMO CIRCADIANO Y A LA ACTIVIDAD FÍSICA. Podríamos lanzar la hipótesis que en el paleolítico, antes del cambio cultural que supuso la agricultura, nuestra conducta nos permitía mantener la salud gracias a que vivíamos más en relación con nuestros ritmos circadianos que ahora. En otras palabras, la forma como activábamos nuestro organismo en relación con nuestro entorno estaba más acorde con el mantenimiento de una actitud saludable. Por este motivo, no solo en esta situación de confinamiento sino también cuando salgamos de él, debemos tener una actitud saludable en relación con la actividad física y nuestros ritmos circadianos.

Nuestro ritmo circadiano natural permite equilibrar la regeneración de nuestro organismo con el mantenimiento de nuestras actividades. Es evidente que por la noche debemos tener más regeneración y durante el día más actividad. Esto lo conseguimos básicamente gracias al balance entre el cortisol, que permite la actividad durante el día, y la melatonina, que permite conciliar el sueño. Para ello es importante cómo nos comportamos respecto a la luz y qué hacemos con nuestro nivel de actividad. Será importante que durante la tarde-noche vayamos bajando nuestro nivel de actividad para bajar el cortisol. Al mismo tiempo es importante reducir los niveles de luz para que se active la secreción de melatonina y nos ayude a conciliar el sueño. Tampoco debemos cenar mucho y tarde porque durante el descanso la digestión tampoco nos permitirá una regeneración adecuada de nuestro organismo. Lo importante será llegar a una fase de sueño profundo, por ello es conveniente el dormir 8 horas si es posible.

No olvidemos tampoco que la luz solar que nos ayuda a regular nuestro estado de ánimo y a mantener los niveles adecuados de vitamina D.

Nuestro ritmo circadiano también está relacionado con el funcionamiento de nuestros órganos, lo que hacemos durante el día y la manera cómo lo hacemos. Explicado de forma simple, cuando hacemos la digestión activamos nuestro sistema nervioso parasimpático y cuando estamos en alerta o activos para hacer alguna actividad activamos el simpático. Por lo tanto, debemos llegar a las comidas intentando conseguir una buena activación del parasimpático reduciendo progresivamente la hiperactividad y las preocupaciones para que nuestro ser pueda centrarse en la digestión. De la misma manera cuando acabamos de comer tampoco es conveniente una activación brusca del símpático.

Para todo ello, el elemento principal es la MOTIVACIÓN porque ES EL RESULTADO DE NUESTRO SER Y DETERMINA SI ESTAMOS ANTICIPANDO UNA CONDUCTA DE FORMA SALUDABLE O NO.

La motivación debe ser un reto asumible, debe ser algo que esté en nuestras manos. Si ponemos nuestra motivación en objetivos que no dependen de nosotros, la activación de nuestro sistema neuroendocrinoinmunológico será excesivamente balanceada hacia un metabolismo energético, con lo que corremos el peligro que no nos regeneremos adecuadamente. También se producirá una activación excesivamente simpática que repercutirá también sobre la digestión, el descanso y el tono de mis músculos, etc. Al final de todo se debilitará mi sistema inmunológico con los consiguientes peligros de infección.

Si planteamos metas asumibles para nosotros y que nos den satisfacción,  nuestro sistema neuroendocrinoinmunológico no estará en estado de alerta constante. Esto va a permitir estar atentos para dar una RESPUESTA A LAS DEMANDAS DE NUESTRO ENTORNO AL MISMO TIEMPO QUE SE PERMITE LA REGENERACIÓN EL ORGANISMO.

Hablamos constantemente de regeneración y energía, para ello la alimentación va a ser fundamental. Hasta ahora nos ha sido posible dar recomendaciones más o menos universales, pero cuando hablamos de alimentación se hace más difícil debido a las particularidades de cada uno de nosotros o nosotras. En general diremos brevemente que nuestra alimentación debe ser variada y nutritiva. En función de la edad, actividad física y estado de salud nuestra alimentación tendrá diferentes particularidades. Podemos decir de forma general que tenemos que potenciar los alimentos que no estimulan la inflamación del organismo y que contribuyen a que podamos regenerarnos al mismo tiempo que nos dan la energía suficiente para nuestras necesidades.

Por lo que respecta a complementos de la alimentación, yo creo que el mensaje es claro: no podemos hacer, como en el caso de la alimentación, generalizaciones. Si tenemos una motivación con objetivos asumibles que nos dan satisfacción, tenemos una alimentación y actividad física adecuada con hábitos lo más adaptados posible a los ritmos circadianos, nuestro ser, salvo casos particulares en relación al estado de salud, funcionará adecuadamente y los complementos no serán necesarios. Por tanto a la hora de tomar complementación siempre será adecuado hablar con el profesional indicado.

Para mí la conducta saludable se resume en encontrar aquel punto de comunión con uno mismo y con los demás. Tendremos entonces una percepción de la realidad donde las emociones regularán el sistema neuroendocrinoinmunológico en equilibrio entre la obtención de energía y la regeneración. Esto permite la anticipación justa para la realidad dada.

“El sentido de la vida es dar sentido a la vida”

(Proverbio Zen)

  • Xavi Bardina
    Xavi Bardina

    Osteópata D.O. y Fisioterapeuta.

    Experto en terapia manual miofascial, visceral, uroginecología, andrología pediatría y biodinámica. 

    Profesor en l’Escola d’Osteopatía ECO.

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